Si tuviera que apostar
lo haría
por la poesía
que modifica en algo
las ópticas, perturba
el leve sentido de lo real,
desplaza
las leyes físicas del miedo,
acelera
o enlentece los pulsos,
acepta pero no
que las palabras cargan
usos domésticos
y oráculos, relaciones
cambiantes que habilitan
emociones cambiantes,
protesta al mundo,
tergiversa
lo que copia, altera
los sentidos comunes,
invade
rincones, territorios dormidos,
repele y atrae el silencio,
se posa
en el pico de los pájaros,
cae a pique
y se alza
en polvo enamorado
contra la muerte victoriosa.
Salvador Puig
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